Futuro del Team Movistar: ¿Rumbo a la deriva?

2017 esta siendo una temporada irregular para Team Movistar. Vamos a tratar de no pasarnos y calificarlo de color gris aunque, si somos objetivos, seguramente se aproxime más al negro que al blanco. Pero lo que estás sucediendo esta temporada en el conjunto de Eusebio Unzue no es más que el fruto de las acciones deportivas de los últimos años.

Ciertamente, el rendimiento del equipo telefónico deja mucho que desear en esta última temporada. Una temporada en la que difícilmente podrá ser proclamado mejor equipo del mundo por quinto año consecutivo, algo que venía haciendo con solvencia y autoridad en los últimos 4 años.

Pero, a mi entender, el problema va más allá de los resultados deportivos; es más bien una cuestión moral, de ánimo y, sobretodo, de ilusión de cara al futuro. Un futuro con nubes y claros que no termina, valga la redundancia, de verse claro en muchos sentidos.

Él año empezaba una vez más con la tremenda ilusión del #sueñoamarillo de Nairo Quintana, y la verdad es que todo parecía ir por buen camino: victoria final en Tirreno Adriático con el colombiano y en la Vuelta a Cataluña y en la Vuelta al País Vasco con Valverde – en la mejor forma de su vida- que además se llevó la Flecha Valona y la Lieja-Bastoá-Lieja. Todo parecía encaminado hacia otro gran año.

Pero, con la llegada de las grandes vueltas, la cosa se torció, y se ha ido torciendo desde el final del Giro de Italia hasta una Vuelta a España en la que el conjunto español parecía totalmente desubicado por primera vez en su historia reciente. Un equipo sin rumbo, con destellos de calidad esperanzadores de las jóvenes promesas que tiene en su plantilla, pero poco más. Un equipo por primera vez sin líder, y sin un objetivo claro por el que luchar. 

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Quintana, en el podio del Giro. Perdió la maglia rosa en la contrarreloj final. 

El problema con las grandes vueltas se lleva arrastrando, a mi entender, en los últimos 2-3 años, dónde se han sobrepuesto las clasificaciones generales por encima de las victorias parciales.

Esto, a priori, no debería ser un problema, más con la garantía de tener dos grandes líderes cómo Nairo Quintana y Alejandro Valverde. Pero lo que si que es realmente un problema es la falta de entrega, de lucha y de ambición hacia las victorias parciales cuando el equipo no puede optar ya a ganar la clasificación final. Es cómo si al equipo le faltará motivación y capacidad de reacción para renovarse hacia nuevos objetivos durante una vuelta de tres semanas.

Además, todo se rige por un conservadurismo extremo, que lleva años siendo criticado por gran parte de los aficionados. Empeñarse en ganar un Giro de Italia imposible a un inconmensurable Tom Dumoulin, o negarse  a ver la realidad en la mejor carrera del mundo, dónde Nairo Quintana estuvo a años luz de alzarse con el #sueñoamarillo. Estos son algunos de los ejemplos que han llevado al equipo español a dejar de lado la lucha y la ambición hacia grandes triunfos con la que deslumbró a todo el mundo en el primer Tour de Francia de Nairo. Un equipo que parecía poder ser capaz de hacer toser al imbatible Sky.

Cuatro años después la historia es justamente otra: un equipo conservador en sus directrices que actúa con el freno puesto a grandísimos corredores, que hartos de esperar, y trabajar para no ganar, deciden buscar, cómo es lógico, oportunidades en otros equipos. Estos son los casos de los hermanos Herrada, que abandonan el barco poniendo rumbo a Cofidis, o el de los Izagirre, donde Gorka irá en busca de nuevas oportunidades junto a su hermano Ion en el Bahrain Merida.

Otra pérdida de vital importancia de cara al año que viene es la de Jonathan Castroviejo, un corredor, al que si respetan las lesiones, es capaz de alzarse con el triunfo final en prácticamente cualquier carrera de una semana. Una pérdida que junto a la de Alex Dowsett tiene aún menos sentido si tenemos presente que el Tour de Francia ya ha anunciado que incluirá una contrarreloj por equipos en su edición de 2018. Grave error el de perder a dos excelentes contrarrelojistas, más aún si tenemos en cuenta la incidencia de las diferencias de tiempo de las cronos en las clasificaciones generales finales.

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En 2018 el Tour volverá a contar con una contrarreloj por equipos. justamente el año en que se pierden a dos de sus mejores especialistas: Castroviejo y Dowsett

Un grave problema en la política de fichajes

La marcha de los Herrada, los Izagirre o de Castroviejo no hace sino reafirmar lo que venimos comentado: un cierto conservadurismo que impide hacerse lucir a estos corredorazos en otros momentos de la temporada, algo que si ocurre en Sky.

Además, la marcha de estos corredores viene marcada por la falta de ambición del proyecto, un proyecto a mi entender, estancado con el #sueñoamarillo, una campaña que cada vez parece más lejos de conseguirse (al menos, con Nairo). Y lo que debería hacer Movistar y toda la estructura técnica de Eusebio Unzue es renovarse. 

Pero lo que es peor aún es que la perdida para el año que viene de estos corredores viene «solventada» con la llegada de otros corredores, de más que dudoso rendimiento y perfil: Dejando de lado a MIkel Landa, él gran brote de esperanza de la escuadra para el futuro, los nombres que incorporará la plantilla en 2018 son los de Jaime Rosón, Eduardo Sepúlveda y en principio los de los Lizartes: Sergio Samitier y Jaime Castrillo.

Buenos y jóvenes fichajes pero que no suponen un aumento de la calidad del equipo, al menos a cotro plazo, ni la consolidación de un bloque fuerte, especialmente en la montaña para a arropar a sus tres grandes lideres. Mucho gallo, pero poco gregario de garantías. Esperemos que Mikel Landa no sufra del mismo mal que ha sufrido Alberto Contador en algunos de sus equipos: luchar contra Sky sin equipo. Como ir a la guerra sin armas.

Precisamente más que dudoso (con todos mis respetos) es el fichaje de Sepúlveda. Un corredor argentino de 26 años que con únicamente tres victorias en profesionales y en carreras menores, es fichado de un equipo continental por el que pretende ser el mejor equipo del mundo.

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El fichaje de Sepúlveda para 2018 es cuanto menos, curioso.

Un fichaje, que a mi entender, debe vincularse más bien a una acción de marketing, o de estrategia empresarial que a un fichaje con motivaciones deportivas.

Todos debemos ponernos en contexto y ser conscientes de la importancia de Telefonica-Movistar en Sudamérica y la importancia de este territorio en su facturación anual para entender gran parte de sus acciones en el mercado de fichajes.

Esta no es ninguna novedad. Movistar ya cuenta con el gran líder del pueblo colombiano, y con buenos gregarios que dan visibilidad en territorio americano: Winner Anacona (al que se ha renovado, peso a su mal rendimiento en 2016), Dayer Quintana ( de dudoso rendimiento), o Carlos Betancur son algunos ejemplos de la politica deportiva del equipo de la «M».

Una política deportiva-empresarial que lleva mermando las aspiraciones del equipo hace años: el fichaje de Alex Dowsett se puede asociar curiosamente a la entrada de la empresa británica 02 cómo cosponsor del equipo, y a la presión comercial de «canyon» de alzarse con el récord de la hora.

Si tiramos años atrás la cosa era aún más descarada cuando la estructura de Unzue se encontraba bajo el cobijo de la empresa Francesa «Caisse d’Epargne».

En aquellos años los fichajes ya se hacían sin mucho sentido: y lo que ahora es sudamérica antes era Francia.

Nombres franceses cómo los de Nicolás y Sebastian Portal, Eric Berthou, Mathieu Perget, Mathieu Drujon, Fabien Patanchon, Anthony Charteau, Arnol Jeanneson, Florent Brard o el ya tristemente fallecido Arnaud Coyot son algunos ejemplos de corredores que pasaron por equipo sin pena ni gloria y que solo hacen que reafirmar que no me falta razón en lo que estoy escribiendo.

 

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Florent Brard el fichaje del campeón Francés en aquel año (2006) , es un claro ejemplo de la enorme diferencia entre estrategia empresarial y deportiva

El fichaje de Chistrophe Moreau es, por antonomasia el fichaje más surrealista. Un corredor veteranísimo que llego con prácticamente 40 años para poner punto y final a su carrera deportiva. En definitiva: A mi no me preocupa un mal año del Movistar Team; lo puede tener cualquiera. Me preocupa la falta de ambición y sobre todo de transparencia deportiva y de garantías del proyecto.

Cómo aficionado a este deporte sólo pido que las cosas cambien. Y que cambien para volver a animar al público con el que debe ser el futuro de garantías: el fichaje de Mikel Landa, el único corredor, por el momento, que tiene en sus piernas destronar a todo el equipo Sky.

 

 

 

 

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