Nadie puede negar el crecimiento que está teniendo lugar en el ciclismo femenino. Cada vez hay más equipos profesionales femeninos y más difusión de las carreras femeninas, pero no hay que irnos solo al campo profesional. Cada fin de semana que salgo a hacer ciclismo coincido con más chicas que, como yo, disfrutan de este deporte y de compartir kilómetros para ganar vida, ya que concibo el ciclismo como vida.
Sin embargo, años atrás esta situación que estamos viviendo actualmente parecía imposible o poco probable de que sucediera…
Mi otra gran pasión, a parte del ciclismo, es la educación, y cuando se combinan estas dos disciplinas no puedo estar más orgullosa y feliz. Relato esto porque actualmente estoy en una clase de Educación Primaria haciendo mis últimas prácticas como universitaria. Hoy la tutora nos ha sorprendido contando un cuento que decía así:
«Había una vez una niña que conducía su bicicleta tan rápido que apenas llegabas a verla pasar.
—¡Cuidado, Alfonsina! —le gritaban sus padres. Pero era demasiado tarde, porque ya estaba muy lejos para oírlos.
Cuando se casó, su familia tenía la esperanza de que por fin renunciaría a la loca idea de convertirse en ciclista profesional. Sin embargo, el día de su boda, su marido le regaló una nueva bicicleta de carreras. Después se mudaron a Milán, donde Alfonsina empezó a entrenar de forma profesional. Era tan rápida y tan fuerte que unos años después participó en el Giro de Italia, una de las carreras más duras del mundo. Ninguna otra mujer lo había intentado antes.
«No lo logrará», decía la gente. Pero no había forma de detenerla.
Fue una carrera larga y agotadora, con fases de veintiún días en algunos de los recorridos montañosos más empinados del mundo. De los noventa ciclistas que empezaron la carrera, solo treinta cruzaron la meta. Y Alfonsina fue una de ellos. La recibieron como una heroína.
Por desgracia, al año siguiente le prohibieron competir.
—El Giro de Italia es una carrera para hombres —declararon los organizadores.
Pero eso tampoco detuvo a Alfonsina. Encontró la forma de competir y estableció un récord de velocidad que se mantuvo durante veintiséis años, a pesar de correr con una bicicleta de veinte kilos y una sola velocidad.
A Alfonsina la alegraría saber que las cosas han cambiado mucho desde entonces. Ahora el ciclismo femenino es muy popular. Incluso es un deporte olímpico.»
El título del cuento se llama Alfonsina Strada, del libro Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes. Alfonsina Strada participó en el año 1924 en el Giro de Italia y fue la primera y única mujer que ha competido en esta prestigiosa carrera. Ahora vemos con total normalidad la inclusión del mundo femenino en el ciclismo, pero imaginad la auténtica revolución que tuvo que suponer en aquella época.
Es verdad que cuando estamos enamorados de alguien o de algo todo nos recuerda a esa persona o cosa, y este cuento no ha sido la excepción. Aquel que está enamorado de este deporte observa ciclismo en todos los sitios. Con esto me gustaría transmitir que ningún sueño es pequeño o descabellado. Todos, desde los niños que están en Educación Primaria hasta cada uno de nosotros, tenemos en nuestras manos la posibilidad de hacer algo grande. Solo tenemos que perseguirlo, ser constantes en el esfuerzo y demostrarnos a nosotros mismos lo mucho que podemos valer.
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