Sucedió

Magestuosa. Épica. Histórica. Cualquier adjetivo que se le quiera poner a esta etapa no le hará justicia. Empiezo este artículo viendo a Froome recoger el maillot de líder y con una idea que me ronda por la cabeza, y es que esta es la mejor etapa que haya visto nunca desde que sigo el ciclismo.

La jornada se presentaba con mucha expectación. Tras la crisis de Yates de ayer y el resurgir de Chris Froome éramos muchos los que soñábamos con una etapa brillante, con una etapa que nos hiciese recordar este Giro, que al menos a mí, me estaba dejando un poco frío. Y, bueno, nuestras expectativas han quedado más que saldadas.

Desde el comienzo de Finestre el equipo Sky dejaba claras sus intenciones de hacernos vibrar poniendo un ritmo infernal con Puccio y David de la Cruz diezmando el grupo descolgando hasta el hoy líder Simon Yates. Con la ausencia de Poels para dar el hachazo definitivo fue Ellisonde el verdugo máximo. Y lo que pasó después ya ha pasado a la historia de este deporte. Va a trascender para los espectadores. No es lo que Froome ha conseguido si no el cómo. Un ataque a más de 90 kilómetros con el que se pone líder de la carrera y a la deja prácticamente sentenciada.

“Trascender para los espectadores”. Esta es la mejor noticia que va a tener Froome que siempre ha sido criticado por su frialdad y por la monotonía por la cual se gestaban sus victorias. Dentro de 30 años nadie se acordará de quién ganó el Tour de Francia 2016 pero todo el mundo se acordará del 25 de mayo del 2018 dónde el mejor ciclista del mundo ha dado una exhibición al nivel de los grandes mitos del ciclismo. En una carrera adversa a sus características y a los de su equipo, contra rivales que habían demostrado ir más fuertes que él y en inferioridad numérica.

El aficionado se nutre de gestas, de grandes hazañas, de momentos que permanezcan en su memoria de forma impertérrita pese al paso de los años.

Gracias Christopher Clive Froome. Gracias por habernos permitido ser testigos de un hito, de una gesta por la que las generaciones venideras nos preguntarán.

Gracias también a Tom Dumoulin por haber luchado hasta la extenuación para dejar un mínimo de emoción al día de mañana.

Y gracias y mucho ánimo a Simon Yates, el gran animador de la carrera hasta la etapa de hoy. No habrá consuelo posible para él pero su papel en esta etapa no ha sido baladí. Él ha sido el principal responsable de que hayamos visto esta auténtica oda al ciclismo. Al mejor deporte del mundo.

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