En Roubaix saldremos de dudas

Probablemente esté disfrutando de este Tour de Francia porque, tras diez años buscando a Alberto Contador en el pelotón, por fin estoy viendo el evento deportivo más importante del mundo liberado del estrés que suponía seguir metro a metro al ciclista que ha marcado mi adolescencia y parte de mi vida. No está siendo un Tour extraordinario, pero sí creo que estamos viendo un inicio de carrera mejor que el de años anteriores. La explosión de Fernando Gaviria, la ya conocida pero no por ello menos espectacular habilidad de Peter Sagan y la anticipable crisis deportiva del Movistar han marcado el inicio de la edición 105 del Tour de Francia. 

Como siempre que comienza con una etapa en línea, la jornada inicial del Tour estuvo marcada por los nervios, el estrés y, a consecuencia de ambos factores, las caídas. Chris Froome, que se fue al suelo, y Richie Porte se dejaron 50 segundos en meta, aunque el gran damnificado de la jornada fue Nairo Quintana, que pasó por encima de un terraplén justo antes de afrontar los últimos tres kilómetros. Rompió las dos ruedas y no pudo seguir. Tuvo que esperar al coche y ya, en la primera etapa, se vislumbró el barullo total que está afincado en el Movistar. Quintana recorrió sólo los últimos kilómetros, con Mikel Landa y Alejandro Valverde bien ubicados en el primer grupo. Quintana dice que él es el líder. Landa, más de lo mismo. Valverde, que viene a ayudarles pero que ya veremos. Jose Luis Arrieta opina que el líder es el colombiano. Unzúe, que hay que esperar a la etapa de Roubaix y que ya veremos entonces. Vamos, que quieres esperar a que haya pasado el 50% del Tour para asignar roles. Pues ya me dirán ustedes como va a acabar esto.

Mientras Quintana se dejaba un minuto largo en la línea de meta de Fontenay-le-Comtetras, su compatriota Fernando Gaviria ganaba la etapa con un esprint realmente fastuoso, que diría Javier Ares. El trabajo del Quick-Step fue perfecto, dejando al colombiano perfectamente colocado en la recta final. Peter Sagan no fue capaz ni de meterle la rueda a Gaviria, que ganó en el Tour en el día de su debut. Llegar y besar el santo. Poco tardó Sagan en resarcirse, eso sí. Al día siguiente, tras una etapa realmente aburrida, en la que el único aliciente fue la solitaria escapada de Sylvain Chavanel, una caída en la curva previa al último kilómetro dejó a Gaviria fuera de juego y la etapa en bandeja a Sagan, que ganó sin dificultades en La Roche-sur-Yon ante Sonny Colbrelli y Arnaud Démare. Y, además, le birló el maillot amarillo a Gaviria.

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Veni, vidi, vici © Tim de Waele

La primera etapa acabó siendo más decisiva para la general que la contrarreloj por equipos de Cholet. El BMC ganó por cuatro segundos ante un decepcionante Team Sky, del que se esperaba más. Hombre por hombre, eran los más fuertes. Porte y Froome recuperaron el tiempo perdido en la jornada inaugural y, el resto de favoritos mantuvieron sus posiciones y tiempos en la general. El Movistar y el Education First, que traían equipos débiles para esta disciplina, sólo cedieron 50 segundos en 35 kilómetros. El maillot amarillo se lo llevó Greg Van Avermaet, que ya lo lució durante varios días en 2016.

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No perdonan una. © AFP

En teoría, el abanico de posibles ganadores para la cuarta etapa, de 195 kilómetros entre La Baule y Sarzeau, era más amplio, puesto que los kilómetros finales eran más sencillos y completamente planos. Nada más lejos de la realidad. El Quick-Step volvió a sacar el martillo en los kilómetros finales. Un imperial Maximiliano Richeze embaló a Gaviria, que comenzó su esprint por detrás de André Greipel y Peter Sagan y acabó por delante de ambos. El alemán, víctima del paso de los años, se hundió en los últimos 50 metros y fue sobrepasado por el colombiano y por el eslovaco, que volvió a perder ante Gaviria. El corredor del Quick-Step ganó el año pasado cuatro etapas en el Giro de Italia, en su primera participación en una gran vuelta, y va camino de repetir hazaña en este Tour, en el que ya lleva dos. A sus 24 años, su futuro se antoja delirante.

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El hombre de los 18 Tours. Chavanel, historia viva de la carrera, se está homenajeando en cuanto tiene la más mínima ocasión. De momento, lleva dos fugas, una en solitario, y ha lucido el maillot de la montaña. © AFP

Como es costumbre en el Tour, no podía faltar en la primera semana una etapa con aroma a clásica de primavera. Y, como es habitual, no pasó absolutamente nada. La fuga, con Lilian Calmejane, Sylvain Chavanel y Toms Skujins animó ligeramente una jornada tediosa que se decidió en el último kilómetro, con un repecho final que no era ni duro ni largo. Lo intentó Philippe Gilbert en la parte más dura, pero Sagan estaba al acecho. Esperó a que llegara su distancia y arrancó. Ganó, pero tuvo que emplearse a fondo para batir a Colbrelli, que ha dado un salto de calidad evidente esta temporada. Gilbert, tercero por delante de su compañero Julian Alaphilippe, acarició el maillot amarillo, pero Van Avermaet resistió en el primer grupo y salvó el liderato.

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Un genio. Qué les voy a contar que no sepan ya. © Bettini Photo

El Mûr de Bretagne albergaba el primer final en alto de este Tour, que lo está visitando con frecuencia en los últimos años. En 2011, Cadel Evans batió por un tubular a Contador, que fue sin embargo el que erroneamente celebró la victoria. Aquella dolió. En 2015 ganó Alexis Vuillermoz con un ataque calcado al que realizó ayer Dan Martin para hacerse con la victoria. El irlandés, que precisamente fue segundo en 2015, esperó a la parte final del muro para acelerar. Julian Alaphilippe atacó demasiado pronto, teniendo en cuenta que había viento de cara, y gastó su bala antes de tiempo. En un breve momento de parón, saltó Martin. Thomas trató de seguir su ritmo, pero tuvo que abrirse. Todos se miraron, momento que aprovechó Pierre Latour para hacer su ataque e ir a por Martin, pero el corredor del UAE ya estaba en la parte llana del último kilómetro. La victoria era suya. Latour, manotazo al manillar incluido, fue segundo. Valverde, a contracorriente, tercero. Lo de toda la vida, vamos. Froome cedió ocho segundos y Bardet, que pinchó justo antes de comenzar a subir, se dejó medio minuto en meta. Lo mismo le ocurrió a Tom Dumoulin, que pinchó y cedió 53 segundos que acabaron siendo veinte más tras recibir una sanción por seguir al coche de su equipo descaradamente.

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Tras una primavera discreta, Van Avermaet tiene la oportunidad de lucir el maillot amarillo durante casi una semana tras resistir con los mejores en el Mur de Bretagne. © ASO

La primera parte del Tour de Francia finalizará el domingo en Roubaix. Antes de afrontar los adoquines, al pelotón de la grande boucle le esperan dos tediosas jornadas llanas que, entre las dos, sumarán casi 400 kilómetros en las piernas de los ciclistas. Infumables para el aficionado medio y para la mayor parte de los enamorados del ciclismo, estas jornadas son, sin embargo, indispensables en el Tour. El que no quiera, que no las vea.

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El ciclismo recompensa al valiente. Tarde o temprano, el que lo intenta, el que pelea, el que lucha, el que se enfrenta a su suerte, acaba alcanzando la victoria. Es el caso de Dan Martin, uno de los ciclistas con más episodios de desdicha en su historial. Pese a todo, nunca ceja en su empeño. Siempre da la cara. Por lo tanto, cuando gana un ciclista como él, ganamos todos. © Bettini Photo

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