El título no es ninguna broma. Parece mentira pero es así. O, al menos, eso es lo que a mí me está pareciendo y cómo yo lo estoy percibiendo. La vida puede dar muchas vueltas o no dar ninguna, pero lo que está claro es que de vez en cuando nos sorprende. Sí, en esta época de confinamiento, algo que nadie esperaba, me estoy encontrando un ciclismo mucho más cercano (y eso yo tampoco creí que lo diría).
Tal vez debería matizar mis palabras. Si bien está bastante claro que el encierro nos llegó por sorpresa, también parece estar igualmente claro que nos hemos ido adaptando a esta nueva situación. Tanto, que lo que más va a costar va a ser volver a la normalidad. Y no hablo solo a nivel económico -que también-, sino que me estoy refiriendo a la rutina, a lo que nos va a costar a todos volver a habituarnos al frenético ritmo que, aunque ahora nos parezca mentira, llevábamos sin darnos cuenta hasta hace realmente poco.
En cuanto al ciclismo se refiere, que es lo que nos concierne y de lo que se supone que uno debe hablar por aquí, el calendario profesional se ha visto modificado. A falta de carreras, el entretenimiento del aficionado parece ahora basarse, en parte, en especular sobre los nuevos calendarios que ha propuesto la UCI (Unión Ciclista Internacional). Sinceramente, me ilusiona pensar que aún se contempla la posibilidad de que, al menos las carreras más importantes, pretendan celebrarse aunque sea durante el último tramo del año. Pero si he de ser honesto, dudo que esto suceda o que se pueda cumplir con las fechas que a día de hoy se prevén. Más que nada porque la situación es aún tan imprevisible, que resulta muy difícil pronosticar nada con tanta exactitud. Parece más bien un intento desesperado por tratar de salvar lo insalvable, algo que encuentro normal que hagan, al final los ingresos son los ingresos y todo el mundo trata de amortiguar la caída. Sea como sea, esto le da ánimos al aficionado, haciéndole creer que aún no está todo perdido y que podrá disfrutar de su deporte favorito aún en 2020. No lo niego, yo tampoco puedo evitar ilusionarme, pero supongo que también me conviene ser realista. Supongo también que, como he leído, los profesionales necesitan, a nivel psicológico, saber que existen unas fechas que les ayudan a entrenar con un objetivo más claro que abstracto.
Lo que es innegable es que a día de hoy no hay ciclismo, ¿o sí? Si bien la cuarentena nos pilló por sorpresa, al final no nos quedó otra que adaptarnos, y eso incluye al ciclismo. En mi opinión, lo que se está haciendo y lo que yo me estoy encontrando por ahí es prácticamente lo máximo que se puede hacer jugando todas las cartas que tenemos sobre la mesa. Es ahora cuando se está demostrando lo cercano al aficionado que puede llegar a ser este deporte.
***
Voy a dejar unos ejemplos:
Yo tengo por casa una bicicleta de “spinning”, la cual confieso que llevaba meses abandonada y cogiendo polvo. Me consta que no soy el único que en estos momentos la ha recuperado y es ahora cuando más la estoy amortizando. No me ha faltado motivación para usarla, y es que por ejemplo, gracias a la plataforma Instagram muchos profesionales se han dedicado a hacer vídeos en directo, los cuáles han servido como auténticas clases de spinning. Y cada uno lo hace a su estilo, siendo esa variedad la que mantiene al aficionado entretenido. Aquí podríamos hablar también de la plataforma «Zwift», la cual permite, de forma virtual, participar en carreras y compartir pedaladas junto a corredores profesionales en tiempo real. ¿Os imagináis esto en cualquier otro deporte?
Otros, por ejemplo, se han dedicado a realizar algunas charlas gracias a los “directos” de la misma red social. Por ejemplo, Carlos Verona ha tenido conversaciones muy interesantes con personalidades que no siempre estaban ligadas al mundo del ciclismo. Es justo precisar que esas “entrevistas” estaban muy bien preparadas.
También nos encontramos en este camino a Pedro Delgado, quien gracias a la programación del canal Teledeporte, se ha dedicado a ir comentando en directo sus propias etapas de su época profesional. También le hemos visto manteniendo algunas charlas muy entretenidas con conocidos personajes del ciclismo. Y es que el carisma de Perico no se ve frenado bajo ningún contexto y siempre logra salir a la luz, por muchas cuarentenas que le impongan.
Otro caso interesante ha sido la sección “Entre amigos” que la periodista Laura Meseguer ha creado en Youtube, donde la hemos podido ver charlando de una forma muy amena y entretenida con muchos ex ciclistas, que han aprovechado la ocasión para contar sus batallitas y hacernos pasar a todos un muy buen rato.
Para los que tengan Netflix, podrán disfrutar del nuevo documental del equipo Movistar, “El día menos pensado”, presentado por episodios y el cual opino que es bastante realista y no se centra únicamente en hacer publicidad de la marca, ya que mantiene en casi todo momento un tono de autocrítica y de autoaprendizaje muy claros.
Y si hablamos del mundo editorial, nos encontramos casos como el de “Libros de ruta”, quienes han ofrecido de forma gratuita y en formato digital sus cuatro números de la serie de “El Afilador”, que recogen de forma muy bien escrita tanto artículos como crónicas ciclistas de diferentes épocas.
Podría poner más ejemplos pero siempre me dejaría alguno. La idea que quería transmitir queda bastante clara. Mi reflexión es que el ciclismo -a pesar de haber detenido su actividad si nos referimos a la temporada profesional- realmente no ha levantado los pies de los pedales y ha estado mucho más activo y nos ha ofrecido en estos momentos muchísimo más de lo que nos podíamos esperar. Y eso es lo que agradezco y valoro, que el deporte que más he amado en mi vida no deje de sorprenderme y no me haya dejado de lado ni un solo instante.
Por supuesto que todos estamos deseando volver pronto a la normalidad. Es innegable que este deporte necesita sentir al aficionado realmente cerca. Cerca de verdad. La magia entre ciclista y aficionado es más que evidente, aunque teniendo en cuenta la situación que aún estamos pasando, diría que lo que se ha hecho no ha estado nada mal, ¿no?